Sábado 14 de junio del 2008. Las rutas eran humo, todo prendido fuego, calles, caminos cortados, varios micros no llegaron, nosotros, algunos, fuimos en tren.
Un tren colmado de cantos, banderas, fernet y alegría. De constitución a Mar del Plata, siete horitas compartiendo, como siempre, junto amigos y nuestra gente
Un frio de cagarse, y para colmo, lluvia en Mar del Plata, pero que importaba, tocaba Callejeros en el estadio Polideportivo, creo que el primer show cerrado post Cromañón y encima, llevábamos a mi viejo para que sea testigo de lo que es una banda de rock y fiesta pura.
Vientos congelados y la lluvia que no cesaba, pero ahí estábamos, el ambiente se ponía más picante que nunca, banderas por todos lados, la policía que provocaba, como siempre claro. Controles extremos hasta el punto de que mi viejo casi trompeó a un gorra sin nombre por faltarle el respeto a la humanidad. Así fue Mar del Plata, así lo fue siempre Córdoba.
Nada importaba, todo era una fiesta y expectativa. Fue una locura de show, uno de los mejores recitales de Callejeros donde pasó de todo, sonó de diez y vivimos junto al viejo que quedó más que sorprendido y agradecido de poder vivir semejante experiencia.
Así como los pibes lo dejaron todo arriba del escenario, lo mismo sucedió entre nosotros. Imposible no cantar aunque no puedas, aunque al otro dia tengas una de las fechas mas importantes junto a tu banda compartiendo escenario con el conjunto en auge del momento.
Si vas no cantes me dijeron, cuídate la voz.
El frío, la lluvia, el fernet, las charlas, emociones, banderas, cantos, canciones, imposible no dejarlo todo, como siempre, como debe de ser. Recuerdo que no teníamos cómo volver de Mar del Plata, ya que habíamos ido en tren, y nos trajeron en micro luego del concierto, no sé si fue Juampi, Nico de Morella, o el gran Nahu.
¿A quien metimos en el micro junto a mi hermano? A mi viejo. No dejándolo volver a su casa en la costa atlántica, lo llevamos bajo la lluvia, el frio y lo metimos en un micro que por suerte, estaba tranquilo.
Sin dormir siquiera un segundo, llegamos a Capital y tomamos el tren hacia nuestra querida ciudad de Claypole.
Las ansias eran zarpadas, el frio no importaba, la garganta matada menos aún. En unas horas tocabamos con El Bordo en La Viola, lugar que duro poco años, el cual albergó a muchas grandes bandas del rock nacional, desde Almafuerte hasta Las Pastillas del Abuelo ubicado en Claypole yendo para Burzaco, lugar barbaro, pero como todo lo bueno, dura poco.
Mientras mirábamos el partido de la selección en los camarines, nos mirábamos entre nosotros, como diciendo, qué hacemos acá, junto a mis amigos y compañeros de Paso y Alcorta, si recién arrancamos a tocar. Habíamos debutado en La Plata, en el hermoso Ayuntamiento sobre calle uno junto a La Ponderosa y luego tocamos junto a La Potoca en Capital. Era nuestra tercera fecha.
Nervios, ansias y por mi parte bastante arruinado, sin dormir, sin voz pero estallando desde adentro, preparado para dejarlo todo.
Muchísimas personas afuera, se escuchaba la gente cantar, calculaban mil y pico de personas, quizás más. Entre tanta expectativa, todo era una locura, acababa de llegar de ver a Pato y en qué momentos, donde la causa estaba a flor de piel, el país era un caos, mi viejo iba presenciar por primera vez uno de nuestros shows y encima, por si todo fuera poco, junto a una banda a la cual seguía durante ya hacía años y que estaba en pleno crecimiento.
Era la hora de salir a tocar, como es costumbre, todos se quedan afuera mientras la banda soporte toca sus canciones, aunque después esa misma gente hable de bancar a las bandas locales, el barrio, el vino, el faso, el rocanrol. Siempre será la misma historia, la cual algunos animan a desafiar.
Expectativas que se convirtieron en caras bajas de un momento a otro. Posta, pero posta, no había casi nadie en el lugar, y teníamos que salir, es más, ya casi estábamos arriba del escenario.
Ale Kutz, se acercó hasta el micrófono principal, y en un local donde el sonido explotaba y retumbaba ya que era un galpón, un lindo antro para tocar rocanrol, anuncio que en unos pocos minutos arrancaban a tocar.
La gente ingresó, un lugar casi colmado, mi viejo que miraba desde abajo, y los primeros acordes de Paso y Alcorta sonaron en una noche legendaria para el recuerdo.
La afonía se transformó en vozarrón y en gritos, todo era energía, movimiento, furia, alegría y rock.
Un fin de semana de pánico y locura de Mar del Plata a La Viola que dejó marcado no solo a nosotros, sino a varias de las personas que estaban allí aquella noche.
Gracias a los pibes de El Bordo que hace unos días acaban de llenar su tercer Luna Park, tocábamos frente a lo que para ese entonces, inclusive hoy dia, una multitud. El concierto más significativo que me tocó formar parte, junto a un Pichon Antaño Bar que explotó, el cual fue organizado totalmente por nosotros, claramente, un condimeinto extra.
En aquellos entonces, no importaban los videos, las fotos, el pensar en dejar plasmado lo que se está viviendo para compartirlo, o para guardarlo en una computadora. Basicamente cero registros de una noche que para nosotros fue una locura.
Noches donde se vivía más y se aparentaba menos, sin pensar en estar en foco todo el tiempo. Noches de rocanrol eran las de antes, aunque de a poco estemos allanando el camino para que todo vuelva a ser mejor.
Paso y Alcorta Rock junto a El Bordo en La Viola, domingo 15 de Junio 2008.